Sunday, January 02, 2005

Extrañas coincidencias

Habian nacido con unos dias de diferencia. El nacio primero, ella unos cientos de horas despues. No habia diferencia practicamente entre ellos. Los dos eran unas sucias bolas de carne recien salidas del horno (materno). Crecieron y, con el paso del tiempo, un engrudo de tierra, autos de juguete y muñecas nudistas los unio para siempre. No sabian por q les habia tocado vivir juntos pero tampoco se lo cuestionaban. Ellos vivian y trataban de dejar vivir. Nada les importaba. Nada mas q tener la mamadera cuando ellos la querian y saber q cuando lloraran desesperados iba a venir alguien a cambiarles el pañal enchastrado.
Pero el tiempo paso, y ya nada era lo mismo, año tras otro cada uno iba dejando alguna costumbre... ya no sentian ganas de ensuciarse las rodillas jugando a ser Dios en un mundo de Duravit, Jocsa y Matell. Miraban distinto, y se envolvian cada vez mas en la realidad del barrio, el mundo de verdad, en donde un narco era dios y decenas de chicos hambrientos de esperanzas rogaban por monedas, para conseguir una ostia de tolueno o pasta base.
Los padres de el terminaron separandose, el desempleo como excusa a una decena de infidelidades repartidas se presento y los dos sabian q no habia vuelta atras. Una vuelta de tuerca, sobre la prensa q sostenia la cabeza de el. Se creia feliz pero por las noches trazaba imagenes irreales q se borraban en sangre sobre sus muñecas. Busco refugio, pero ella, su compañera de vida ya no estaba. Hacia rato q un gil q se la daba de muy loco le marcaba a golpes el camino, y ella no podia escapar, no queria, el muy sorete la habia colgado de una soga q se llamaba leticia, y amenazaba con matarla si ella se iba.
Asi pasaron los años y llegaron las horas mas tristes, cada uno sentado en una esquina de la habitacion q les correspondio vivir, suspiraron y hundieron profundo, ella una bala en la sien, y el su cabeza en el pavimento. Volvian a donde antes, a enchastrarse las rodillas buscando una realidad en donde su posicion de deidad les diera una vision mejor de las cosas. Pero no era barro, y ninguno de los dos llego a ser Dios.