Sunday, September 10, 2006

"Nunca es demasiado tarde"

Quizás NUNCA llegue a comprender esa frase.

Presos del tiempo, corriendo hacia ningún lugar. Oyendo voces huecas y monocromáticas. Pasillos tubulares de barras entrelazadas. Quizás NUNCA llegue al final del pasillo.

NUNCA digas siempre, siempre que decís NUNCA alargas el pasillo y con él mi estadía.

NUNCA quisiste hacerlo, pero lo hiciste. Jugaste. Jugaste a no ser NUNCA esa persona. Esa persona que siempre fuiste.

NUNCA digas no quiero. Realmente pensás que alguna vez elegís?

Otra vez NUNCA te voy a ver. Y cerrás los ojos para evitarlo.

No recordás la ultima vez que dijiste NUNCA, pero esperas q esta lo sea.

Creo que NUNCA hacemos el viaje para llegar al destino.

Sunday, April 16, 2006

De ciegos y sordos.

Y si todo cambiara? Si ya no fueramos nosotros?

Sube y baja de emociones, cansado de calesitas sin sortija, me asome al mundo. Fue extraño ver, ya no tenia tus manos desde atrás tapandome los ojos. El viento pegaba frio en la cara esa mañana. Di un par de vueltas por el barrio y ni una cara me resulto conocida. Me acerque a una vidriera y me asuste mucho. En el reflejo sobre el vidrio no estaba la persona que creia ser. Era un intento de vida, los ojos hundidos, los pomulos angulosos, los labios secos y lastimados. Respire hondo para contener el llanto, di la vuelta y apresure la marcha. A los costados la gente pasaba y esquivaban mi mirada. Acelere aun mas el paso.
Llegue al bar y me pedi un cafe, el diario y ni una palabra. Leia, pero mi cabeza estaba en otro lado, el mensaje entre lineas salia de adentro mio. Te culpe y te odie por tragos infinitos.

Abri los ojos y ahi estabas vos, al costado de mi cama, sosteniendome el brazo. Desde ese dia decidi que si queria contirnuar con vos deberia aprender a ver el mundo tal cual es. Diganme paranoico, pero ahora comprendo que mi hermosa ceguera depende de tu efimera existencia. Algun dia te vas a ir y no va a haber un perro lasarillo que me tape los ojos.

Sunday, February 26, 2006

Una tarde

Sentado en el banco de la esquina esperaba. Era una calle tipica del centro de Buenos Aires: angosta, empedrada, un tanto desnivelada, triste. El clima no acopañaba, el cielo se estaba llenando de nubes grises que tapaban la claridad del cielo. Miró la hora, ya era la decimosegunda vez que lo hacía. Era tarde, pero no podía irse. Entonces la rutina de la ansiedad se disparó: empezó a agitar los pies golpeando los talones contra la pared, se resfregaba las manos y cada tanto se las pasaba por la cabeza, proyectaba imagenes en su cabeza, queria encontrar una explicación al retraso. Por lo general los pensamientos seguian una secuencia de estados de animo. Primero, sintió rabia, pensó que seguramente ella se había quedado un rato mas en el baño "Sí, seguramente quedó en el baño, dandose esas largas duchas que disfrutamos cuando estamos juntos. Luego se puso a leer los mails, total, yo siempre la espero, después revisar el diario y comentar algun blog. Ahora, seguramente, esta viniendo pará aca lo mas contenta, con la sonrisa de oreja a oreja como si no pasara nada. Y yo, aca, esperandola, como siempre". Después, llegaba la fase comprensiva: "O no, quizas no fue eso lo que pasó, tal vez estaba muy cansada y se duchó y se quedó dormida. Luego, se despertó y se alarmó por la hora, intentó comunicarse conmigo y no pudo. Tal vez por eso revisó los mails, esperando encontrar algún mensaje mio. Seguro ahora esta arriba de un taxi gritandole al pobre chofer para que se apure mientras ensaya todo un discurso de disculpas. Es por eso que la quiero tanto". Y el amor traia consigo otro estado de ánimo: "Uy, tal vez no fue asi. Tal vez le paso algo. Quizas se patinó en el baño y quedó herida. Los vecinos llegaron cuando escucharon sus gritos. Quisieron comunicarse conmigo pero no pudieron. Tal vez este sola en este momento en el hospital, inconciente. La quiero demasiado como para dejarla sola".
Se le acercó un chico y le pidió monedas, con un gesto se lo sacó de encima, y con él, sus pensamientos. Sintio las manos húmedas, miró a los costados y se rió. Ya le resultaba cómica su manera de pensar, se daba cuenta del ciclo una vez que este concluía. La terapia estaba funcionando.
Se paró y dió un par de pasos, luego, cambió de sentido. Cuando llego a mitad de cuadra sintió el celular. Era ella, atendió sin saber cómo reaccionar, escuchó sus excusas y la perdonó. Colgó y siguió caminando, ella no vendría: se había roto la ducha y la casa estaba semi inundada, debía quedarse esperando hasta que viniese el plomero, por precaucion corto la luz, se quedo sin reloj y ordenando la casa no reparo en la hora, recien cuando un vecino pregunto por el agua, se acordo de mi y llamo.
Es por eso que la quiero tanto.