Thursday, June 13, 2013
Seppuku.
Rapidamente te vas a encontrar con las piedras que te arroja el sistema para atraparte: una tarjeta de credito, un hijo, una responsabilidad que no esperabas, un conjunto de simbolos materiales que te permitan pertenecer, lo que sea. Estas atado. Y el cuestionamiento no vuelve mas. El corazon idealista pre 20s se pudre y deja lugar al cerebro conservador que demanda la razón. Porque se tolera todo menos ser boludo (raros honores). Y el circo y el pan y el viaje. Todo gira y pasa sin cuestionar por qué no hay tiempo.
No creo que sea muy amplia la distancia entre esto y el corte del tanto.
Hoy el kaishakunin se disfraza de tren y pone punto final a tres (por ahora) ceremonias de honores absurdos.
https://en.wikipedia.org/wiki/Seppuku
Monday, March 05, 2012
Numerologia.
Si todo se expresa en números, las palabras deben ocultar una suma. Es el agrupamiento lo que les da sentido y para ello debe haber una igualdad que diga que sólo ese orden es válido.
Y cada palabra tiene una frecuencia que resuena y vive a través de imágenes. Porque el que no ve no sueña. Entre palabras pronunciadas, sonidos escuchados y demas contaminación sensorial es que agrupamos momentos.
Y en este momento palabras se pronunciaron. Resono algo que hizo mover aquello que estaba dormido. Y gira. Y si gira te da vértigo.
Dolores de panza en los que sonreís extasiado por el miedo.
El círculo indefectiblemente pasa por los mismos lugares. Lugares que tienen los mismos caminos y las mismas sensaciones.
Podria pasar horas repitiendo mis mantras. Podría pasar dias repitiendo los mantras de otros. Podria pasar años en silencio. Pero jamas podría volverme ajeno a esas frecuencias. Jamas podría evitar resonar y perderme en las vibraciones.
Y si se tiene que acabar, que así sea. Ciertos tonos nunca pierden su encanto. Acumular errores es mi especialidad. Existencias por default que le llaman. Total, la culpa es de otro. Siempre.
Wednesday, July 20, 2011
Trilogía. Lugares de paso, lugares para encontrarse, lugares para perderse.
De paso.
Disfrutaba caminar la cuadra que separaba mi casa de la parada del colectivo todas las mañanas. Se trataba de un ritual rígido de 80 metros aproximadamente. Daba un paso tras otro por esas veredas procurando siempre repetir el mismo recorrido. Primero los baldosones de la entrada del edificio: grises, amplios, rectangulares. Se debía avanzar una fila por vez, respetando cada pierna su columna. Luego venían las baldosas más pequeñas, amarillas, con una trama horizontal en relieve: cinta, desnivel, cinta. Sobre estas se jugaba al ajedrez. En movimientos de caballo (tres por uno, izquierda o derecha) uno marchaba hasta encontrarse con los baldosones negros. Estos se extendían casi hasta el final de la cuadra y eran los más aburridos. La textura de la superficie dificultaba apreciar la separación entre los módulos y se requería mucha habilidad para no pisar las líneas. El esfuerzo tan cercano al objetivo hablaba de algo que todavía me cuesta entender. Luego de esos escasos minutos me detenía sobre el poste y posaba la mirada donde se perdía la calle tratando de atraer al colectivo con la fuerza de mi temprana ansiedad.
Si los lugares se definen por límites, podemos trazar un perímetro entre mi casa, la parada del colectivo, el cordón de la vereda y las fachadas. A contramano, para mí los momentos siempre definieron los espacios. Las sensaciones variaron con la edad y las particularidades que planteaba el día. Las primeras ocasiones mama (con cara de dormida y aun despeinada) me tomaba de la mano y me acompañaba en silencio durante el corto viaje en colectivo, aún aturdida por la mañana, tan lejana de su verborragia usual.
Luego experimentaría la independencia, mama me dejaría en la parada, indicaría al chofer donde debía bajarme, mucho más atenta y despierta que en la primera etapa. Pagaría el boleto y miraría por la ventana mientras me alejo. Ese raro extrañar que parecía tan profundo y eterno durante los 10 minutos de viaje y que desaparecía ni bien cruzaba una cara conocida. Ese reemplazo que se volvería costumbre, tan claro puesto en perspectiva.
Un día le pediría a mamá que se quedara en la puerta y recorrería el tramo hasta la escuela por mí cuenta. Ella entendió, no sin temor, que ya podía hacer el camino solo. Por otro lado, ya en tercer grado, mi cabeza empezaba a disfrutar de esos momentos de soledad en donde repasaría mis primeras preocupaciones: alguna tarea incompleta, un partido de bolitas perdido por muy poco, algún beso a escondidas, otra pelea en casa. Ese ensimismamiento, ese dialogo eterno, comenzaba como un tímido cuestionamiento que iría erigiéndose a mi alrededor definiendo la tendencia a escapar del mundo a través del ritmo de los pasos regulares que me acercarían a la respiración del mundo y con ellos todo y sin mí nada. Porque el ritmo, la vibración, desprendería todo aquello pegoteado en las caras interiores de mi cabeza y caería sobre mis pasos dándome la posibilidad de dejar atrás residuos de experiencias que en un tiempo futuro recogeré terapia de por medio.
Wednesday, June 01, 2011
parentesis (lea cuidadosamente las instrucciones antes de empezar a jugar)
Friday, May 20, 2011
some kind of overdose
Wednesday, May 11, 2011
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No te sientas tan especial. Tampoco sientas que digo cosas para consentirte.
Sos increible porque no te creo nada.
No te creo cuando haces una cosa y se que tu cabeza piensa otra.
Igual sabes que me gusta un poco este juego...
Tengo tiempo para pensarte, aunque sea solo 5 minutos al dia.
Ahora, mas te vale tengas una buena excusa...
No quiero creer que a alguien le guste poner puntos finales a historias que nunca fueron contadas.
Pocas veces la razon estuvo de mi lado. Debo admitir me gusta cuando las cosas tan solo pasan.
Pero... no me puedo quedar quieto.