Thursday, June 13, 2013

Seppuku.

De la casa al trabajo, del trabajo a la casa. Todos los días. Porque ante todo el trabajo es bendición y hay que agradecer a San Cayetano o Bumeran o Clarin clasificados. Se igual. Se empieza a los 18, un poco antes si no sos tan suertudo. Dura lo que dura la vida dura. Poco importa el frío porque en brevísimo tiempo estarás envuelto en la estufa humana que se condensa en esos pocos metros cúbicos. 
Rapidamente te vas a encontrar con las piedras que te arroja el sistema para atraparte: una tarjeta de credito, un hijo, una responsabilidad que no esperabas, un conjunto de simbolos materiales que te permitan pertenecer, lo que sea. Estas atado. Y el cuestionamiento no vuelve mas. El corazon idealista pre 20s se pudre y deja lugar al cerebro conservador que demanda la razón. Porque se tolera todo menos ser boludo (raros honores). Y el circo y el pan y el viaje. Todo gira y pasa sin cuestionar por qué no hay tiempo.

No creo que sea muy amplia la distancia entre esto y el corte del tanto.

Hoy el kaishakunin se disfraza de tren y pone punto final a tres (por ahora) ceremonias de honores absurdos.



https://en.wikipedia.org/wiki/Seppuku